Hace tres años leí una noticia en el periódico que decía que en una residencia de ancianos de Seattle, Estados Unidos, decidieron crear una guardería, con la intención de que los ancianos y los niños compartieran momentos juntos. La idea me pareció muy interesante. Los que ya han vivido junto con los que tienen todo por vivir. Los que están en el final del camino junto a los que empiezan a andarlo. Pensé que desde la AMPA podíamos intentar hacer algo similar en Comillas. El año pasado fuimos un día a la Residencia de Ancianos con nuestro grupo de teatro a interpretar “Alicia en el país de las…Comillas”. Fue emocionante ver cómo nos recibieron. Los actores y actrices con su alegría contagiaron a todos los residentes y logramos disfrutar de una tarde muy divertida.
Trabajando en equipo con el Espacio Infantil de Comillas y con Julia, animadora social y Alfredo, psicólogo, ambos trabajadores de la Residencia, ese mismo día dejamos apalabrado la intención de acercarnos un día al mes, con los niños para compartir con los mayores ratos de ocio y diversión para intentar romper la rutina diaria y para devolverles un poco de todo los que ellos han dado a sus hijos y nietos.
Para los más pequeños está siendo una experiencia muy interesante, porque están aprendiendo e interiorizando que la vejez forma parte de la vida, que a nuestros mayores debemos intentare devolverles una parte del cariño que nos han transmitido a lo largo de toda su vida. También aprenden valores importantes de nuestra sociedad que les ayudan a crecer como personas, como son la solidaridad, la empatía o el trabajo en equipo.
Al inicio de curso fijamos un calendario para ir la tarde de un martes, una vez al mes. Decidimos que cada día que fuéramos a la residencia hubiera una actividad preparada que permitiera interactuar entre las dos generaciones. Queríamos utilizar el juego para transmitirles un el mensaje de que no están solos y que nos sigue importando su bienestar.
El primer día que fuimos a la Residencia habíamos decidido realizar un campeonato de bolos cántabros. Al llegar a la residencia con los niños, todos nos estaban esperando sentados en la sala multiusos. Después de las presentaciones, comenzó el campeonato. Había varios equipos mixtos de niños y abuelos, cada uno de un color. Fue emocionante ver la alegría con la que nos recibieron y lo mucho que disfrutamos con el juego.
El segundo día intentamos pintar unos murales sobre el otoño. También lo hicimos por equipos.
El tercer día hicimos una actividad enmarcada dentro de los actos que estamos realizando con motivo del bicentenario del Museo del Prado. Desde el inicio del curso estamos realizando muchas actividades que enseñan a nuestros hijos la importancia de los Museos, como el lugar donde se guarda y se conserva una gran parte del talento humano. Tenemos mucha suerte en España de poseer grandes museos y en especial, uno de los mejores Museos de Europa, El Museo del Prado. Queríamos pintar entre todos un mural, concretamente “La Anunciación” de Fra Angélico. Dividimos el cuadro en 28 A4, y dibujamos las líneas principales del cuadro. Luego les entregamos a los ancianos y a los niños un A4, para que le dieran color. Una vez terminado se iban pegando en el mural de cartón que teníamos preparada. Cada dibujo en el lugar correspondiente. Poco a poco iba apareciendo el cuadro. Al final cuando terminamos fue emocionante ver las caras de sorpresa y admiración de todos los presentes al ver de lo que habían sido capaces de pintar haciendo una labor de equipo entre todos.
El cuarto día coincidía que era carnaval y montamos entre todos un desfile de disfraces. Como agradecimiento esa tarde nos habían preparado una deliciosa merienda de chocolate con bizcocho.
En la quinta actividad, volvimos a intentar pintar otro cuadro, en este caso se trababa de “El quitasol” de Goya, perteneciente a una serie que el pintor de Fuendetodos realizó como base para la elaboración de tapices.
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